¡Fiesta! El miércoles fue la Nationalfeiertag, o lo que es lo mismo, la fiesta nacional. Así sí que da gusto empezar un viaje ;-) La mañana no dio para mucho, nos fuimos de exploración a un centro comercial donde comimos (y descubrimos que el mito de que todos los suecos hablan muy bien inglés es, justamente, un mito: si tienen cara de turco apenas lo hablan :-P).
Por la tarde, paseando por la ciudad, nos encontramos un parquecito en el que imitamos a los nativos, tumbándonos durante un ratito en la hierba antes de proseguir la exploración. Acabamos llegando al antiguo centro de Linköping, Gamla Linköping, un museo al aire libre compuesto de casas que datan desde finales del siglo XVIII hasta principios del siglo XX, que fueron trasladadas a su actual ubicación debido a una replanificación ocurrida en los años 60.
Tras todos estos paseos decidimos volvernos a Santa Ana, en donde seguimos explorando... terracitas ;-) Y una vez cenados, de vuelta al hotel. O casi, ya que justo al lado, aunque en la margen opuesta del río, teníamos una fiesta esperándonos. Un par de carpas situadas junto al agua acogían a multitud de suecos (además de los que se encontraban en los alrededores y en el puente), que se entretenían con las actuaciones musicales de la plataforma flotante que tenían al lado. Nos quedamos un poquito por allí, pero el calor y la caminata se habían pasado factura y tocaba descansar. Además, al día siguiente íbamos a empezar a currar, ¡y queda muy mal llegar tarde el primer día!
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