domingo, 24 de junio de 2007

Estocolmo

Dicen por ahí que los de Lowell han hecho un viaje a Salem. A nosotros nos pareció mucho más interesante la idea de hacer una visita a Estocolmo, una hermosa ciudad con siglos de historia, que a ese siniestro pueblo. Además este fin de semana se celebraba la fiesta más traidicional de Suecia: el midsommar, que coincide con el solsticio de verano. Qué mejor ocasión para visitar la capital.

Así que nos saltamos la salida a Salem y... ¡a por Estocolmo!



Algunas cosas que vimos de la ciudad:

El ayuntamiento. También conocido porque en su salón principal se celebra el banquete de los premios Nobel.


El cambio de guardia en el palacio real y sus museos. Allí pudimos aprender un poco sobre la historia de la ciudad, a través de la historia del propio palacio. También visitamos la cámara del tesoro, la sala de antigüedades y los apartamentos reales donde la familia real sueca tiene su residencia oficial. Por cierto, creo que no habíamos hablado todavía de la familia real sueca...




... con lo interesante que es!!

Por ejemplo, la historia de la dinastía actual es muy curiosa. La inició un mariscal de Napoleón llamado Bernadotte, al que el gobierno sueco ofreció el cargo de heredero de la corona porque se habían quedado sin candidatos en casa y éste les pareció que encajaba con el perfil que buscaban: basicamente, un militar que les ayudase a recuperar Finlandia de manos rusas. Finalmente Finlandia no pudo ser (el tio era listo y sabía que era mejor no meterse con los rusos) pero sí consiguió Noruega, que estuvo unida con Suecia hasta 1905.


También nos dimos una vuelta en un barquito que hacía un recorrido por la ciudad. Esto es posible porque la ciudad en realidad está construida sobre varias islas, a orillas del mar Báltico. Nos llamó la atención la cantidad de barcos que había, de todas clases, incluso algunos que la gente usaba como vivienda habitual. Por ejemplo, aquí tenemos uno en el que habían montado un poste típico de la celebración del midsommar. La tradición consiste en atar cintas al poste y bailar alrededor, después de haber degustado las típicas bebidas locales



... hay quien sostiene la teoría de que lo de atar las cintas es para que la gente no se caiga, pero eso no es otra cosa que un vil infundio sobre los suecos al que no debemos hacer caso.

Y antes de regresar, nos dimos un paseo por las tiendas de recuerdos, donde nos cruzamos con gente de todos los paises y culturas que disfrutaban de esta hermosa ciudad, como este simpático turista que amablemente nos permitió sacarle una foto.




Saludos!!!

1 comentario:

mustang dijo...

Esas gafas merecen una explicacion!