jueves, 21 de junio de 2007

Flygvapenmuseum

Una de las sorpresas del viaje ha sido encontrarnos con que el museo de las fuerzas aéreas suecas está precisamente aquí, en Linköping. Pero la mayor sorpresa fue que es uno de esos museos donde puedes ver las cosas de cerca y tocar.

Nada más llegar, lo primero que vimos fue el parking donde estaban los aviones más grandes que no caben dentro del museo (que en realidad no es otra cosa que un enorme hangar)




Allí pudimos ver algunos clásicos como el DC-3, un Catalina y algunos cazas de Saab como el Viggen y el Draken. Y mientras echabamos el primer vistazo a estas joyas fue cuando un señor que paseaba por allí se acercó para hablar con nosotros.

Imaginaos a un señor de 88 años, ex-piloto de las fuerzas aéreas suecas, y que con un perfecto inglés con acento británico nos contó cómo en 1952 estuvo a punto de morir, en lo que luego se conoció como el Catalina Affair.

Resumiendo la historia, en Junio de aquel año un DC-3 en misión de reconocimiento fue derribado por Migs sovieticos, al igual que uno de los PBY Catalina que fueron enviados al rescate. La tripulación del Catalina consiguió salvarse, pero no la del DC-3. Y precisamente en aquel DC-3 estuvo a punto de subirse nuestro amigo, que por entonces estaba en su entrenamiento como piloto y quería aprender más sobre ese modelo. Lo que lo salvó fue que en el último momento no le dejaron subirse al avión porque sólo había combustible para 8 personas, y él era el noveno. También nos explicó que hace algunos años el DC-3 fue localizado en el fondo del mar báltico y cuando los trabajos de restauración finalicen los restos se trasladarán al museo.


"Some people say I'm very lucky I was number 9, who had nothing on board to do. But I say you are the lucky because if I had been number 8... you hadn't seen me."

Mientras todavía digeríamos esta impagable lección de historia nos dimos cuenta de que uno de los Draken tenía la cabina abierta y unas escalerillas para subirse. Me da la impresión de que subirse en la cabina de un caza no es de las cosas que se puedan hacer en Lowell ;)



Y no sólo uno, dentro del museo había otra cabina de caza en la que nos pudimos subir, esta vez incluso con casco :)


Ordenados por antigüedad, dentro del museo pudimos ver aviones de todas las épocas (incluyendo un P51 Mustang y un Spitfire en perfecto estado) helicópteros, motores, los uniformes originales de los pilotos suecos, y un simulador donado por Saab al que Antón le faltó tiempo para subirse :)


Ya cuando nos ibamos, después de haber comprado algunos recuerdos en la tienda del museo, vimos en un folleto que justo el fin de semana siguiente iba a ser el día especial del Mustang... y allí estuvimos, dispuestos a aprender más sobre el avión favorito de Yari :) Alrededor del Mustang habían colocado un andamio por el que se podía subir y observar más de cerca este clásico.




Proximamente en sus pantallas: los vídeos del ex-piloto y la visita guiada a las excelencias del Mustang.

Saludos!!

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